lunes, 28 de febrero de 2011

Contexto ideológico de la arquitectura islámica

Todas las civilizaciones tienen una expresión arquitectónica característica que nace en respuesta a una serie de condicionantes climáticos y culturales. Del mismo modo que el clasicismo, ya se construya en América o en Europa, recuerda al Mediterráneo grecorromano, la arquitectura islámica guarda una profunda relación con los orígenes arábigos del Islam. 

Vida de Mahoma. 
El Islam surge en la Arabia politeísta del siglo VII cuando Mahoma, un comerciante de La Meca, empieza a tener una serie de revelaciones divinas que le conminan a ser “enviado de Dios” (610 d. C.) y a predicar sus enseñanzas a la vez que luchar contra el tradicional politeísmo de la región. Esta situación de lucha contra las religiones tradicionales le creó graves problemas en La Meca, desde donde decide emigrar (hidjra, Hégira) en el año 622, junto con sus seguidores, a la cercana ciudad de Medina. Este hecho marca el inicio del calendario islámico y su estancia en Medina definirá totalmente la estructura de la nueva religión, además de darnos la base tipológica para el edificio islámico por excelencia: la mezquita como representación de la casa de Mahoma. 

Reconstrucción ideal de la casa de Mahoma en Medina

Durante los años que pasó en Medina, Mahoma ofreció una regulación municipal a la incipiente comunidad musulmana y entró en contacto con la comunidad judía (623), a la que acabaría expulsando de la ciudad, no sin antes apropiarse de una parte de sus creencias, como la consideración de Abraham como el primer musulmán buscador de un dios monoteísta (hanif) así como fundador de la Kaaba en La Meca como lugar de veneración del Dios único, Alá. En 624 se cambia la dirección de las plegarias hacia La Meca (Sur-Este), pues hasta el momento había sido Jerusalén (Noroeste). Entre 625 y 630 hubo una serie de escaramuzas entre los habitantes de Medina, donde Mahoma demostró sus dotes como estratega que le dieron sucesivas victorias y consolidaron la posición de la creciente comunidad. Finalmente en 630 Mahoma entró victorioso a La Meca, “purificó” la Kaaba de ídolos y declaró el peregrinaje a La Meca como una institución musulmana. Poco después de su “peregrinaje de despedida” a La Meca en marzo de 632, Mahoma muere en Medina el 8 de Junio de ese mismo año, mientras planeaba la conquista de Bizancio y Persia. 

Bases religiosas del islam. El Corán y los cinco pilares de la vida islámica. 
Todas las enseñanzas de Mahoma quedaron recogidas en el Corán, cuya redacción canónica se realiza durante el reinado del tercer califa (644-656). El Corán se divide en azoras, que a su vez contienen versículos; su organización no se corresponde con su redacción original, sino que se ordenan conforme a su longitud en sucesión decreciente precedidas por un tema principal. Según la creencia musulmana, la escritura primitiva del Corán está registrada en el cielo desde el principio de los tiempos y el Corán revelado coincide al pie de la letra con ella. De ahí la inmutabilidad del mismo y la necesidad de los musulmanes de conocer la lengua árabe, en la que fue revelado. Este aspecto dará una unidad cultural al islam del mismo modo que el latín y el griego lo fueron para los cristianos y el hebreo para los judíos. 

La vida religiosa musulmana se basa en los cinco pilares o fundamentos (arkan), que en insisten en la unidad de la comunidad islámica (umma) y establecen las obligaciones generales para con Dios y el prójimo: 

1.- Profesión pública de fe (Shahada): “No hay más Dios que Alá y Mahoma es su profeta”, como afirmación de la unidad de Dios y la legítima misión de Mahoma. Es el primer paso para convertirse al islam. 

2.- Oración ritual (Salat): debe realizarse cinco veces al día a la llamada del almuecín desde el alminar de la mezquita. La oración puede ejecutarse en cualquier parte, tras una serie de abluciones rituales a modo de purificación, y se realiza siempre en dirección hacia La Meca como muestra de la unidad de todos los musulmanes. En la mezquita, hombres y mujeres rezan separados en filas detrás del imán, que tiene su sitio ante el mirhab (nicho que indica la dirección de rezo). La oración más importante es la del viernes a mediodía, que incluye un sermón pronunciado por el imán desde el minbar (púlpito). Estos elementos tienen especial relevancia en la arquitectura islámica. A diferencia del Judaísmo y el Cristianismo, el viernes no es día festivo para los musulmanes. 

Gérome, Jean Léon. Oración pública en la Mezquita de Amr, Cairo. 1870

3.- Dar limosna a los pobres (Zakat): en principio voluntaria, pronto se estructura en un sistema de impuestos destinados a la protección de los más desfavorecidos (pobres, viudas, huérfanos, enfermos, peregrinos, deudores y combatientes de la fe) en una especie de Seguridad Social. 

4.- Ayuno ritual (Saum) durante el mes del Ramadán (noveno mes del año islámico; varía de un año para otro al ser el islámico un calendario de base lunar): durante ese mes el musulmán se abstiene de comer, beber, fumar y mantener relaciones sexuales desde que sale el sol hasta el ocaso. Se trata de un periodo de conversión y penitencia durante el cual la vida social diurna se paraliza mientras que la noche está llena de ceremonias y actos sociales. 

5.- Peregrinaje a la Meca y alrededores (Hadjdj): está obligado todo musulmán mayor de edad al menos una vez en la vida. El peregrinaje lleva a las ciudades santas del Islam, en cuyo centro está la Kaaba, cubierta de negro y con forma de dado, con su sagrada “piedra negra” en el interior de la Gran Mezquita de la Meca (según el Corán, fue erigida por Abraham y su hijo Ismael); a menudo también se combina con la visita de la casa de Mahoma en Medina. 

Junto a estos cinco pilares, la ley coránica (sharia) marca todos los aspectos de la vida de los musulmanes. El islam es tanto una “religión laica”, pues no existe una clase sacerdotal jerarquizada, como una “religión jurídica”, pues quien asiste las cuestiones cotidinanas y de comportamiento no es un sacerdote, sino un jurista. Los eruditos del islam (ulemas) son los conocedores de la religión y las leyes, codificadas definitivamente en el siglo IX a partir del proceder de los sucesores inmediatos de Mahoma (sunna, costumbre, de donde viene la denominación sunni, que es el islamismo mayoritario). Por contra, aquellos musulmanes que se posicionaron en contra de la sunna acabaron profesando el islamismo chiíta (de Shiat Ali, partidario de Alí, primo y yerno de Mahoma, como sucesor legítimo del profeta). 


Tolerancia en el Islam. 

Mahoma se muestra a sí mimo como el último y definitivo profeta perteneciente a una línea de iluminados que desde tiempos primitivos predicaban el monoteísmo. De acuerdo con el Islam, Dios habría hecho un pacto con los descendientes de Adán, en especial con Noé; Abraham está considerado el primer profeta, creyente en la unidad de Dios, Moisés es el redactor y portador de la Torá, y Jesús el admirado predicador que divulgó el evangelio y profeta sobresaliente, antecesor directo de Mahoma. Con Mahoma, el “último (anillo) de los profetas”, finaliza esta sucesión y se completa la revelación de Dios mediante los profetas. De ahí que los primeros musulmanes se consideraran superiores a los creyentes de las otras dos religiones monoteístas, Cristianismo y Judaísmo, pero a la vez mostraran cierta tolerancia inicial con ellos ya que según Mahoma, éstos no deberían haber mostrado dificultad en aceptar el islam toda vez que ya se les había ofrecido la verdadera religión aunque la habían rechazado. Con el tiempo, y conforme las comunidades islámicas van creciendo, la tolerancia inicial desaparece progresivamente, si bien se trata de un ciclo y a periodos de tolerancia religiosa le siguen otros de intransigencia.

Músico cristiano y musulmán con instrumentos de cuerda. Manuscrito de las Cantigas de Santa María.


Lectura impartida en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Notre Dame en South Bend, Indiana (EEUU), el 26 de Enero de 2011.
Autor: Pablo Álvarez Funes

Ideological context of Islamic architecture

All civilizations have a characteristic architectural expression which is created in response to a series of climatic and cultural conditions. Just as classicism, as built in America or in Europe, recalls to Greek-Roman Mediterranean, Islamic architecture maintains a deep relationship with Arabic origins of Islam. 

Life of Muhammad. 
Islam emerged in 7th century polytheistic Arabia when Muhammad, a merchant from Mecca, begins to have a series of divine revelations in which he is threatened to be "sent from God" (610 AD) and to preach their teachings while fighting against traditional polytheism of the region. This fight against traditional religions created serious problems in Mecca, from where he decided to emigrate (hidjra, Hegira) in 622, along with his followers, to the nearby city of Medina. This marks the beginning of the Islamic calendar and his stay in Medina will fully define the structure of the new religion, as well as giving us the typological base for Islamic religious building: the mosque as a representation of Muhammad's house. 

Muhammad's house in Medina, ideal reconstruction.

Over the years he spent in Medina, Muhammad gave a municipal regulation to the nascent Muslim community and came into contact with the Jewish community (623), which would be eventually expelled from the city, after appropriating a part of their beliefs, as the consideration of Abraham as the first Muslim who aimed a monotheistic god (hanif) and founder of Kaaba in Mecca as a place of worship of one God, Allah. In 624 he changes the direction of prayer towards Mecca (South -East), as had hitherto been Jerusalem (Northwest). Between 625 and 630, a series of skirmishes between the people of Medina, where Muhammad showed his skills as a strategist who gave successive victory and consolidated the position of the growing community. Finally in 630 Muhammad entered Mecca victorious, "purified" the Kaaba idol, and established the pilgrimage to Mecca as a Muslim institution. Shortly after his "farewell pilgrimage" to Mecca in March 632, Muhammad died in Medina on June 8 of that year, while planning the conquest of Byzantium and Persia. 

Religious basis of Islam. Koran and the five pillars of Islamic life. 
All the teachings of Muhammad were recorded in the Qur'an, which canonical composition takes place during the reign of the third caliph (644-656). Koran is divided into suras, which contain verses; its organization does not correspond to its original chronology, but are ordered according to their length in decreasing sequence preceded by a theme. According to Muslim belief, the original writing of the Koran is registered in heaven since the beginning of time and the revealed Qur'an coincides exactly with it. Hence its immutability and the need for Muslims to learn Arabic, languaje in which was revealed. This aspect will be a cultural unity to Islam, as Latin and Greek were for Christians and Hebrew for Jews. 

Muslim religious life is based on the five pillars or foundations (Arkan), which insist on the unity of the Islamic community (umma) and general obligations to God and neighbor: 

1.- Public profession of faith (Shahada): "There is no God but Allah and Muhammad is his prophet" as an affirmation of the oneness of God and the legitimate mission of Muhammad. It is the first step to convert to Islam. 

2.- Ritual prayer (salat) is performed five times a day at the call of the muezzin from the mosque minaret. Prayer can be performed anywhere, after a series of ablutions as a purification ritual and is always in the direction of Mecca as a sign of the unity of all Muslims. In the mosque, men and women pray separately in rows behind the imam, which has its place before the mirhab (niche indicating the direction of prayer). Most important prayer is at noon Friday, including a sermon by the imam from the minbar (pulpit). These elements are particularly relevant in Islamic architecture. Unlike Judaism and Christianity, Friday is not holiday for Muslims. 

Gérome, Jean-Leon. Public Prayer in the Mosque of Amr, Cairo. 1870

3.- Giving alms to the poor (Zakat): voluntary in the origins, a tax system will be soon structured and designed to protect most disadvantaged (poor, widows, orphans, the sick, pilgrims, debtors and fighters of the faith) as a kind of Social Security. 

4.- Ritual Fasting (Saum) during the month of Ramadan (ninth month of Islamic year and varies from one year to another as the Islamic calendar is lunar-based): During this month Muslims abstain from eating, drinking, smoking and sexual relations from sunrise to sunset. This is a period of conversion and penance during which daytime social life freezes while the night is full of ceremonies and social events. 

5.- Pilgrimage to Mecca and around (Hadjdj) is required for every adult Muslim at least once in their life. Pilgrimage leads to the holy cities of Islam, in which center is Kaaba, cubic formed and cover with a black veil, with its sacred "black stone" inside the Great Mosque of Mecca (in the Koran, was erected by Abraham and his son Ishmael), often also combined with a visit to the house of Muhammad in Medina. 

Together with these five pillars, Koranic law (sharia) checks all aspects of Muslim life. Islam is both a "secular religion", because there is no religious hierarchy, as a "legal religion" because who attends daily and behavioral issues is a lawyer and not a priest. Islamic scholars (ulama) are knowledgeable about religion and laws, definitely codified in 9th century from the immediate successors of Muhammad (sunna, custom, hence the name Sunni, which is majority Islam). By contrast, Muslims who were positioned against the sunna ended professing Islam Shia (from Shiat Ali, a supporter of Ali, Muhammad's cousin and son-in-law, as the legitimate successor of the Prophet). 
Tolerance in Islam. 
Muhammad shows himself as the last and final prophet belonging to a line of illuminated who, since primitive times, preached monotheism. According to Islam, God would have made a covenant with the descendants of Adam, especially with Noah; Abraham is considered the first prophet, believing in the oneness of God; Moses is the writer and holder of the Torah; and Jesus the admired preacher who spread the gospel and outstanding prophet direct ancestor of Muhammad. This sequence ends with Mohammed, the "last (ring) of the prophets", and God's Revelation through the prophets is completed. Hence, early Muslims considered themselves superior to believers of the two other monotheistic religions, Christianity and Judaism, but also showed some initial tolerance with them because according to Mohammed, they should not have shown difficulty in accepting Islam since they had already been offered the true religion but had rejected it. Over time, and as Islamic communities grow, initial tolerance gradually disappears, although it is a cycle and periods of religious tolerance are followed by other of intransigence.

Christian and Muslim playing string instruments, from Cantigas de Santa María Manuscript.



Lecture taught at Notre Dame School of Architecture in South Bend, Indiana (USA), January 26, 2011.
Author: Pablo Álvarez Funes

sábado, 19 de febrero de 2011

Discurso de D. Rafael Manzano. Premio Richard H. Driehaus 2010

Mi admirado Richard Driehaus, fundador de este premio, honorable Dr. Michael Lykoudis, decano de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Notre Dame, querido Leon Krier y jurado del premio Driehaus, queridos arquitectos que me precedisteis en tan honroso premio, cónsul de España en Chicago, profesores y alumnos de esta Universidad, queridos amigos todos, tanto los de aquí como los del grupo de españoles que con tanto cariño me acompañan.

Nunca como hoy he lamentado carecer de dotes oratorias y más aún en la bella lengua de Shakespeare para poder expresar mi más íntimo agradecimiento y la profunda emoción que hoy me embarga por la concesión de este premio que lleva el nombre de tan grande mecenas de la arquitectura y que otorga la prestigiosa Escuela de Arquitectura de esta vieja Universidad que ostenta el nombre Sagrado de Nuestra Celestial Señora Madre del Cielo. Gracias conmovidas a todos. Este premio honra a la arquitectura que no ha perdido su eterna fidelidad al clasicismo, que ha sido un lenguaje universal y válido durante los últimos veinticinco siglos y ha legado su colosal herencia arquitectónica y urbanística al mundo occidental.

Y ahora, tras pedir una vez más perdón por no expresarme en inglés, permítanme que continúe este discurso hablando mi lengua, también universal y también honrada por la pluma de Cervantes.

A un gran torero sevillano que alcancé a tratar y conocer, Juan Belmonte, ya anciano, le criticaba un periodista: "Maestro dicen que hace usted un toreo demasiado clásico"; a lo que contestó Belmonte: "Pues si dicen eso de mí, será verdad. Y me alegra saberlo, porque como usted sabe lo clásico es lo que nunca pasa de moda". 

Me siento profundamente identificado con aquel gran torero pues a mí también se me ha criticado mucho por mi clasicismo, sobre todo entre mis compañeros más importantes en la profesión. Sólo oí elogios y hace ya mucho tiempo de un gran arquitecto que aquí nos honra con su presencia, Leon Krier, el primero que recibió este premio, que es hoy el más grande que se puede conceder a un arquitecto en el mundo. También he tenido el afecto de muchos clientes, que me han honrado con su confianza, y el de un gran Director General de Bellas Artes del Estado Español, Florentino Pérez Amid, y por supuesto de mi maestro, Fernando Chueca, que siempre me respaldó en mis obras arquitectónicas, y que también fue cliente mío en cierta medida. Y ahora ustedes me sorprenden a tan avanzada edad de mi vida, y en los días más tristes de ella tras la pérdida de mi esposa, elogiando mi obra y sus raíces clásicas y premiándola tan generosamente. Me emociona también profundamente ser el primer español que recibe este premio. España, madre de tantos pueblos, ha sido fecunda cuan ninguna en su colosal legado a la arquitectura a lo largo de todos los tiempos. 

Yo tenía muy asumidas las críticas a mi obra, que había intentado llevar a la perfección dentro del lenguaje arquitectónico heredado de mis maestros y que mejor conocía, en un mundo que de forma bárbara y suicida destruye cada día la herencia irrenunciable e irrepetible de sus ciudades, su arquitectura y sus paisajes, que he amado tanto. He dedicado mi vida desde casi su niñez a una vocación por la restauración de los monumentos del pasado y por una arquitectura basada en el sólido entramado de su eterno lenguaje universal nacido en el templo griego, codificado en las escuelas alejandrinas por Vitruvio y otros arquitectos helenísticos en los años de la Roma Republicana. Este lenguaje llegó a su esplendor máximo bajo dos césares hispanos, los más grandes que gobernaron el orbe romano, Trajano y Adriano, formados del gran Apolodoro de Damasco; y el propio Elio Adriano, el César Arquitecto, que abrió en su Villa Adrianea nuevos caminos para la arquitectura que se prolongaron en la Roma tardía y Paleocristiana y en el oriente bizantino, sirio e incluso islámico. Tras la caída del Imperio Romano, este Occidente roto que aún intentamos en vano reconstruir al menos en una unidad de mercado, interpretó los propios recuerdos arquitectónicos de su glorioso pasado y los reflejos llegados de oriente, recreándolos en una arquitectura vieja y nueva a la vez, que tuvo en el Románico y el Gótico, con su diversidad de escuelas, un paralelo al fenómeno de la supervivencia de la lengua latina en los diversos romances europeos, el castellano, el catalán, el galaico-portugués, el francés o el italiano; y el surgimiento, sin pérdidas en sus vocablos, de viejas raíces clásicas griegas y romanas, en los nuevos lenguajes anglosajones.

Todo este pasado medieval iba a olvidarse tras la profunda renovación filológica del lenguaje antiguo de la Arquitectura impuesto por el Humanismo Renacentista, que surgido en las repúblicas italianas, mínimas pero ricas y cultas, iba a invadir Europa, inciándose por España y Francia. La vuelta al lenguaje antiguo no significó una copia servil de la Arquitectura del pasado clásico, sino la creación de una arquitectura novísima que recuperó la perfección lingüística romana y le dio nuevo impulso y capacidad evolutiva hacia el Manierismo y hacia una nueva convicción Barroca. Sin renuncia a su rigidez aparente, el Neoclasicismo fue capaz no obstante de generar un Romaniticismo Clasicista prolongado en el siglo XIX en evocación Historicista de los lenguajes medievales y fundido todo en un Eclecticismo que iba a dar forma al más copioso volumen de edificios y ciudades jamás construidos por el hombre. Y el Clasicismo todavía dio vida al Modernismo y al Art Decó, que acabarían dando paso a un esperanzador Movimiento Moderno sentado sobre las bases de una arquitectura nueva que había nacido con la espontaneidad de una nueva especie arbórea, el rascacielos, medio siglo antes aquí en Chicago, y que iba a dar abundantes frutos en manos de una generación genial que desgraciadamente no llegó a generar en plenitud un lenguaje arquitectónico nuevo y universal y que hoy vemos sumido en profunda crisis. 

Como en el momento final de la Edad Media, el clasicismo se nos vuelve a presentar hoy como una posible opción salvadora en la búsqueda de una nueva geometría para la arquitectura y de una construcción basada en las raíces formales y en los materiales constructivos de cada región, de cada ciudad y de cada cultura.

Termino manifestando de nuevo mi agradecimiento a todos. Mis padres realizaron grandes sacrificios para que yo pudiera realizar mi vocación arquitectónica. Mi madre me inició en los principios del dibujo. Mis hermanos primero, y Concha, mi esposa, y mis hijos en mi casa, me han acompañado en los días felices y dolorosos de mi aventura vital, supliendo mis flaquezas y dándome el marco de serenidad que ha hecho posible mi obra. Tuve grandes maestros en la universidad española: Torres Balbás, López Moreno y sobre todo Fernando Chueca, arquitecto y máximo historiador de la arquitectura española. He tenido la colaboración de grandes artesanos: carpinteros, canteros, escayolistas; y he tenido grandes discípulos y compañeros, y grandes amigos, algunos comitantes también de mi obra; también grandes compañeros de Universidad y de Academias, sabios en sus respectivas materias y plenamente representados entre los que habéis querido acompañarme en este acto tan importante en mi vida. La generosidad de los presentes supera con grandeza la modestia de mis méritos. Muchas gracias a todos. 

Video del evento:




Intervención de D. Rafael Manzano Martos a partir del minuto 61.

miércoles, 16 de febrero de 2011

Dibujando con tres jóvenes clasicistas


Ben Pentreath, George Saumarez Smith y Francis Terry son tres jóvenes arquitectos británicos que representan a una nueva generación de arquitectos clásicos. A pesar de haberse formado en unas escuelas de arquitectura plenamente modernas donde la historia se considera una venerable pero incómoda pieza de museo, éstos arquitectos decidieron tomar la senda del clasicismo y la tradición como tradición ininterrumpida que puede dialogar perfectamente con nuestro mundo altamente tecnificado, predicando sus virtudes a través de su práctica profesional. Francis Terry es hijo del arquitecto Quinlan Terry; George Saumarez Smith es socio del estudio de Robert Adam; y Ben Pentreath tiene su propio estudio. 

Los tres fueron objeto en Mayo de 2010 de la exposición "Tres clasicistas" en la que mostraron su trayectoria profesional. Una de las actividades más interesantes de la exposición fue el "día de dibujo", donde los tres colaboraron en la elaboración de un mural realizado en un sólo día. 

El éxito del día de dibujo se repitió en Noviembre de 2010 dentro de las actividades de la Escuela de Invierno Mantowhuman (Manifesto: Towards a New Humanism in Architecture / Manifiesto: Hacia un nuevo Humanismo en Arquitectura).

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Para saber más:


martes, 15 de febrero de 2011

El Valle de los Caídos en "Informes de la Construcción" (VI)

Méndez, Diego. Arquitecto. El Valle de los Caídos. Informes de la Construcción, nº 116, 148-8 (1959), P, 35-61.

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Cálculo y ensayos de la Cruz del Valle de los Caídos.

Es difícil poder encontrar construcciones que sirvan de precedente para la Cruz de los Caídos, pues para que puedan ser comparables han de reunir conjuntamente una serle de condiciones que en ningún caso se dan en una misma construcción. Si tuviéramos que definir las características de esta comparación, tendríamos que definir la Cruz como un monumento de 150 metros de altura, con dimensiones de torre, paramentos sin huecos, y fábrica mixta de piedra y hormigón.

Dimensiones generales de la cruz

El primer precedente en la historia de la Humanidad seria la Torre de Babel, si de ella conociéramos algún dato cierto;pero en su ausencia hemos de considerar como primer precedente las Pirámides de Egipto: de 146 metros la de Keops, y de 143 la de Kefren. Sin embargo, y aunque tengan aproximadamente la misma altura que la Cruz, su forma piramidal no admite término alguno de comparación desde el punto de vista estático, ni aún constructivo.

Si nos fijamos en los edificios urbanos, sabemos que hay muchos de altura superior a los 100 metros, culminando en el Empire State Building, que tiene 237 metros. Sin embargo, la forma de estos edificios, también sensiblemente piramidal, hace difícil la comparación, pues a efectos de resistencia en nada se parece al mástil que en definitiva es la Cruz. Está proyectado un edificio, el palacio del Soviet de Moscú, de 419 metros de altura, y en el cual sus últimos 100 metros serian una gigantesca estatua de Lenin.

Si de los edificios pasamos al campo de los monumentos o de las torres, difícilmente sobrepasamos la altura de los 100 metros, ni en la época romana (torre de Hércules en La Coruña, 66 metros), ni en las catedrales góticas (catedral de Colonia, 82 metros), ni en la época actual (Estatua de la Libertad, 92 metros; Monumento a los héroes de la Marina Alemana en Laboe, Kiel, de 85 metros). Solamente dos monumentos sobrepasan esta altura: uno es la Torre Eiffel de París, la cual, aparte de acercarse más al sólido de igual resistencia en su contorno exterior, es una estructura metálica calada, y fuera de comparación, por tanto, con nuestro caso, y el otro es el Washington National Monument. Este monumento es, sin duda, el más parecido a la Cruz, tanto en altura, que es de 169 metros, como en dimensiones, que son bastante semejantes; lleva interiormente una estructura metálica recubierta con mampostería, mármol o granito; pero le falta todavía para poder compararse con la Cruz de los Caídos, los brazos; éstos, a 120 metros de la base, tienen 47 de envergadura.

Si buscamos directamente en los monumentos iguales, es decir, cruces, nos encontramos con que la de mayor altura es la de Los Andes; pero como no llega a los 50 metros de altura, tampoco es susceptible de compararse con el problema que nos ocupa.

Entramos finalmente en el terreno de las chimeneas, pues si se prescinde de los brazos son indudablemente las construcciones que más se asemejan a nuestro caso. Los récords de altura en estas construcciones son naturalmente de hormigón armado; citaremos las dos principales: una en el Japón, construida en Saganoseki para una fundición de cobre, que tiene 174 metros de altura, 8 metros de diámetro interno en la boca superior y 13 metros de diámetro externo en la base, con un espesor medio de 60 centímetros; y la otra, la más alta del mundo, de 186 metros, construida por la "American Smelting and Refining Co.", en El Paso, EE. UU., de dimensiones parecidas a la anterior. También se ha construido en Tokio una torre de hormigón armado para instalación de telegrafía sin hilos cuya altura es de 205 metros, pero con un diámetro interior en la boca superior de 1,10 metros.

La Cruz de los Caídos, de 150 m de altura total, es una estructura excepcional. Se encuentra sometida a los intensos vientos de la Sierra del Guadarrama. El cálculo de los esfuerzos que ha de soportar es difícil de hacer por las fórmulas teóricas o deductibles de otros ensayos, ya que no se trata de una forma usual. Por estas razones se realizaron unos ensayos en modelo reducido, experiencias que se llevaron a cabo en el túnel aerodinámico del Laboratorio de Estudios Hidráulicos de Madrid. 

Una de las maquetas modelo en el túnel de viento.

El modelo se construyó a escala 1/150, es decir, con una altura de 1 metro. Se inició por medio de la fabricación de un molde con el cual se fueron preparando tantas cruces como diversos ensayos se realizaban.

Estas cruces eran moldeadas en un material obtenido con escayola y tierras diatomeas para que tuviese la densidad y finura de grano precisas.

El túnel aerodinámico empleado permitió actuar con corrientes de aire equivalentes a velocidades reales de 100, 150, 200, 250, 300 y 340 km/h, correspondientes a vientos huracanados que sobrepasan los máximos conocidos en la región.

La Instalación se dispuso para que el modelo pudiera ser ensayado con viento en cualquier dirección horizontal y para que los esfuerzos se midieran en diversas secciones a partir del arranque de la cruz hasta el punto de Inserción de los brazos de la misma.

Para interpretar correctamente los resultados se estudió también el régimen de circulación alrededor de la zona de los brazos, así como también el movimiento vibratorio producido por el viento sobre la cruz.

Con objeto de medir con exactitud los esfuerzos producidos sobre la cruz sin perturbar la corriente de aire del interior del túnel, se utilizó un dispositivo electrónico que transmite al exterior del túnel los esfuerzos producidos sobre un extensómetro resistente colocado en el modelo.

Con el fin de apreciar la influencia de la compresibilidad se tuvo en cuenta el número de Mach y de la realidad, y análogamente, para la viscosidad y turbulencia, el número de Reynolds.

La circulación turbulenta sobre los brazos de la cruz produce vibraciones que se aprecian claramente sobre el dispositivo electrónico de medida. Estas vibraciones dan lugar a que el registro continuo hecho por el aparato presente pequeñas oscilaciones, dando máximos y mínimos que se han tenido en cuenta para definir el esfuerzo a soportar por la torre como la integración de los esfuerzos máximos.

Así se obtiene un pequeño coeficiente de seguridad con respecto a las vibraciones eventuales de la obra.

Terminada la construcción del fuste se comprobaron sobre él, por medio de extensómetros eléctricos, estos mismos fenómenos de oscilación, aunque su amplitud resultó inferior a la que podía apreciarse en el modelo.

El total de valores determinados en el estudio, comprendiendo los tarados de molinetes y aparatos extensométricos y la comprobación de los mismos por medio de balanzas con el aire en reposo, alcanza la cifra de 785 medidas que, en general, se comprobaron de 2 a 4 veces cada una.

Los resultados más importantes obtenidos se representan en las figuras adjuntas, que corresponden a la distribución de momentos flectores máximos a lo largo de la cruz y a la distribución radial en cada sección (diagramas polares).

Diagramas de momentos a 70 y 100 metros de la base.

Debe hacerse notar el interés que presenta el hecho de que la resistencia mínima al viento no se produce en la disposición de los brazos, longitudinal al mismo, sino con un ángulo de cerca de 20° de desviación respecto a esta posición. Este hecho se debe al remolino que presenta mayor dimensión en el caso de brazos longitudinales que cuando una ligera inclinación de los mismos obliga a desprenderse a parte de su volumen total.

El ensayo realizado por medio de chorros de humo para estudiar los regímenes de circulación, puso de manifiesto esta particularidad y la importancia del gran remolino que se produce con los vientos longitudinales a los brazos.

Fotografía del ensayo por chorros de humo

El máximo momento flector corresponde a la sección de arranque de la cruz propiamente dicha, y alcanza para 250 km/h la magnitud de 61.000.000 m/kg.




lunes, 14 de febrero de 2011

El Valle de los Caídos en "Informes de la Construcción" (V)

Méndez, Diego. Arquitecto. El Valle de los Caídos. Informes de la Construcción, nº 116, 148-8 (1959), P, 35-61.

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Construcción

No se trataba de hacer un hangar espacioso, sino de construir una basílica que impresionase por sus condiciones estéticas. Y esto pudo conseguirse prescindiendo de todas las ideas y anteproyectos trazados en un principio.

Cuando Diego Méndez se encargó de la dirección de la obra, ejecutada por la empresa Huarte y Cía. S. A., sólo se encontró un largo tubo, un túnel sin forma y sin belleza. Se hacía necesario ganar terreno a la montaña por los lados; se vio luego que aumentaba la sensación de grandeza excavando el nivel del suelo y elevando la bóveda; había que quitar el efecto de desproporción que podría producir el largo recorrido que hay desde la entrada a la cabecera, y había también que dar al que entra la sensación de acceso hacia una amplificación de los espacios hasta llegar al crucero, culminación éste de la obra en cuanto a su significación y su destino.



Vistas del interior durante la construcción

La idea inicial, que fue la de dejar la roca excavada totalmente vista y acusada en los paramentos Interiores de la basílica, tuvo que ser desechada ante los continuos peligros de desprendimiento de rocas. Y fue preciso recurrir a un revestimiento de hormigón armado, que en la basílica sirve de base de apoyo y sujeción al chapado pétreo que define el interior del edificio.

En la cúpula fue preciso construir una verdadera cúpula de hormigón armado, separada de la excavación, la cual sirve de base a la composición de mosaico que constituye su intradós.

La cúpula durante su construcción, cara exterior.

Vista de los andamiajes durante la colocación del mosaico.

Pero las mayores dificultades surgieron a la hora de construir la cruz. Había que conseguir una estabilidad frente al ímpetu de los vendavales que se desencadenan en el valle con una gran violencia. En la base se construyó una plataforma de hormigón armado, chapado de granito, que sirve de meseta y asiento a toda la obra. El problema de subir los materiales a la cima de la montaña y de ésta a la cruz era también original; un telesférico hubiera originado daños irreparables a la montaña; un andamiaje hubiera cuadruplicado el costo y, por ello, se adoptó la idea de perforar todo el Risco de la Nava desde su base, con un túnel hasta la vertical de la cruz, para cavar allí un pozo en el cual se moviese el montacargas. La operación era ardua; pero resultó de gran utilidad, puesto que la cruz se hacía desde dentro.

De este modo la cruz fue subiendo su fuste de forma uniforme y sencilla: se colocaban diariamente hasta 100 metros cúbicos de hormigón en jornada de ocho horas; había que subir a lo alto del cerro y 150 m sobre él, como si dijéramos en el aire, 100.000 toneladas de diversos materiales; y ambas cosas con un suministro muy inseguro de energía eléctrica. De aquí se derivan las tres principales instalaciones de la obra: estación de hormigonado para 15 m» a la hora, con sus machacadoras, molinos, trómeles, silos, cantera con aire comprimido, y trenes, excavadoras, etc.

Ascensores y montacargas para poder elevar hasta 40 toneladas por hora; trenes, tolvas, etc., para el transporte horizontal entre los diversos puntos, así como los pozos y galerías por donde se mueven. Y para que ande todo esto, una central eléctrica de 400 kW con todas sus instalaciones accesorias de carburantes, repuestos y talleres, así como las lineas eléctricas de distribución por toda la obra de la energía producida.

Al llegar el fuste de la cruz a la altura de los brazos hubo que adoptar un sistema de andamiaje especial que permitiese ir volando cada vez más hacia el espacio, sin necesidad de apoyos en tierra, para lo cual se hicieron complicadas experiencias a pie de obra antes de colocar esas masas enormes de material en el espacio.



Fases de la construcción de la Cruz

Unas cifras escuetas puede darnos idea clara de la magnitud de esta realización: en la cruz se han empleado 24.650 metros cúbicos de hormigón en masa; 24.850 metros cúbicos de hormigón armado; 44.750 metros cúbicos de arena; 14.860 toneladas de cemento; 548 toneladas de hierro; 227 toneladas de hierro laminado; 4.230 metros cúbicos de cantería labrada, y 3.700 metros cúbicos de mampostería de berrugo. El peso total de la cruz es de 201.720 toneladas; su altura es de 150 metros, y los brazos tienen una envergadura de 46,40 metros.




domingo, 13 de febrero de 2011

El Valle de los Caídos en "Informes de la Construcción" (IV)



Méndez, Diego. Arquitecto. El Valle de los Caídos. Informes de la Construcción, nº 116, 148-8 (1959), P, 35-61.

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La Basílica 

Los 272 metros de longitud total dan clara idea de la magnitud de esta obra, si pensamos que el Vaticano sólo tiene 187 metros de longitud. Esta gran nave ha sido distribuida en diversos sectores que dan variedad al conjunto: en primer lugar se encuentra un vestíbulo que sirve de pórtico interior; a éste le sigue un atrio con una decoración parecida; de aquí se pasa a un espacio intermedio en el cual está situada la verja monumental; de este espacio intermedio se pasa a la nave; y de la nave al crucero, que comprende los brazos y todo el espacio central. Pero en medio de esta diversidad, todas las partes están enlazadas por cierta unidad secreta que resulta de las distintas dimensiones de la sección transversal: 11 x 11 metros en los dos espacios primeros, mientras que el crucero y la nave principal miden 22 x 22 metros. 

Planta y Sección (pulsar sobre la imagen para ver más grande)

Detalles de interiores 

El vestíbulo es de una decoración sobria y simple; el atrio, en cambio, se nos presenta más rico y variado, con sus pilastras en talud, sus arcos fajones y sus bóvedas, y entre los arcos existe un sencillo encasetonado. En el espacio intermedio la decoración se resuelve con dos arcos majestuosos de medio punto, cerrando el espacio con un abovedado de arista. La gran nave aparece dividida en cuatro tramos, por tres anchísimos arcos, que albergan a uno y otro lado las capillas, las cuales proporcionan ligereza y variedad a la bóveda de cañón. Finalmente viene el crucero—el sancta sanctorum—enmarcado por cuatro grandes arcos, para terminar en la alta y grandiosa bóveda de cúpula en casquete, cubierta de mosaico y asentada sobre una cornisa circular. 

Reja de Acceso al vestíbulo

Vestíbulo

Nave

El Crucero 

Subiendo diez escalones se pasa de la nave al crucero, dividido en cuatro tramos por potentes pilastras, en cuya cima se alzan unas frente a otras, ocho estatuas notables que representan las fuerzas a cuyo heroísmo se debe el fin de la guerra: los Ejércitos de Tierra, Mar y Aire y las Milicias. Algo más adelante el espectador queda deslumbrado por el juego exquisito de colores del mosaico que cubre la bóveda del crucero o gran cúpula, cuya decoración, debida a Santiago Padrós, resalta con vivo contraste frente a la severidad majestuosa de la piedra. 

Detalle de la Cúpula

El altar mayor es un monolito de granito pulimentado de 5,20 X 2,20 m, adornado de gruesos candelabros de bronce, y en el frontal anterior están representados unos bajo relieves, en chapa dorada, del Santo Entierro, en que han unido su inspiración y su talento Méndez y Espinos. 

Vista del Crucero y el Altar Mayor

Los mismos artistas han representado, en el frontal posterior, la Cena, y en los laterales, los símbolos de los Evangelios. Sobre el altar, fuera de los candelabros, no hay más adorno que el Cristo policromado, obra del escultor Beovide, discípulo de Zuloaga, talla monumental y profundamente conmovedora, adherida al tronco de un enebro cortado personalmente por el Generalísimo Franco. En el fondo, llenando el brazo de cabecera, resalta el coro monacal: sesenta sitiales de madera de nogal, armaduras interiores de pino de Balsaín, tableros artísticamente labrados, escenas bellamente ejecutadas, y, en medio, a un lado, el gran sillón del Abad, con la imagen de San Benito y de dos monjes a los lados; y enfrente, un sitial idéntico con la imagen de San Francisco en recuerdo del fundador. 

Detalle del Cristo Crucificado.

Vista del Coro

Vista del Coro hacia el Altar Mayor

Tal es la disposición de esta basílica, única en el mundo. La necesidad de buscar el centro de la montaña, que debía ser el pedestal de la cruz, ha obligado a prescindir de muchas normas tradicionales. Una sola nave, sin pilares ni columnas, que produce un efecto de grandiosidad por su anchura, por su elevación y por su ornamentación elegante y sobria. Las distintas partes en que está dividida preparan gradualmente al que entra en ella para la sorpresa final. Sus 262 metros de longitud están sabiamente distribuidos para dejar la impresión de algo bello y proporcionado: 25 metros el vestíbulo, 34 el atrio interior de 11 a 12 el tránsito o espacio intermedio, 145 la gran nave y 56 el crucero, con su cúpula de 42 metros de diámetro. 

Detalle de uno de los retablos laterales


Detalle de uno de los candelabros

Un espectador inteligente podría sacar cierta impresión de primitivismo; pero pronto advertirá que esta nota no es fruto del amaneramiento, sino resultado natural de la lucha denodada con problemas arquitectónicos enteramente nuevos, lucha empeñada no en ostentar alardes técnicos ni afanes vanguardistas, sino en dar con soluciones auténticas, esenciales, simples, unitarias, frente a las enormes dificultades que aquí se oponían a un victorioso empeño humano de arquitectura.





Basílica de la Sta. Cruz del Valle de los Caídos