martes, 27 de abril de 2010

Frontón y entablamento sobre cinco columnas en la Plaza de Bedford, Londres

En la entrada anterior traducíamos un texto de Quinlan Terry donde usaba un frontón y entablamento sobre cinco columnas y cuatro huecos como posible ejemplo para una fachada georgiana. Siendo él mismo consciente de lo inadecuado de esta composición, invitaba al auditorio de la Asociación de Arquitectos y Escuelas de Arquitectura a buscar un edificio similar al dibujado por él que pudiera servir de modelo para esa hipotética fachada. Los asistentes a esa conferencia lo podrían encontrar fácilmente en la misma plaza en la que estaba situada la Asociación, y el arquitecto Alfonso Calderón, del blog slowlandscapes, nos ha dejado el enlace donde podemos encontrar el edificio en cuestión.

La Plaza de Bedford es un conjunto urbano uniforme construido entre 1775 y 1783 sobre terrenos pertenecientes a los Duques de Bedford (de quienes toma el nombre). Los edificios estaban destinados a los más pudientes de la época y con el tiempo las viviendas han dado paso a oficinas, embajadas y sedes institucionales. Esta plaza se ha convertido en uno de los conjuntos de arquitectura georgiana más significativos de Londres y goza del más alto grado de protección según las leyes británicas de Patrimonio (Grado I).


El ejemplo mostrado por Quinlan Terry se inspira en la fachada norte de la plaza, con los dos edificios centrales unidos mediante este curioso sistema de cinco columnas bajo entablamento y frontón que a pesar de su carácter práctico (la pilastra central separa dos viviendas) se sale de la ortodoxia vitruviana y la tratadística clásica: las fachadas se suelen organizar con un número par de columnas (tetrástilo, hexástilo, octástilo...) y un número impar de huecos (picnóstilo, sístilo, diástilo...).

Alfonso Calderón nos indicaba en su comentario que el número par de huecos e impar de columnas es un motivo recurrente en el clasicismo español, y no le falta razón. el número par de huecos e impar de columnas es habitual en los patios y claustros de nuestro clasicismo español, tanto en sus vertientes más cultas como más vernáculas. Realmente una arcada se presta a ese tipo de "desviaciones" al ser un elemento continuo y repetido donde la jerarquía se obtiene por elementos adicionales a la propia arcada. Sin embargo, aunque se cita como ejemplo de una hipótesis de actuación en una calle larga y monótona, es preferible recurrir a otras soluciones igualmente vernáculas y clásicas antes que a este experimento arriesgado y de resultado dudoso únicamente destacable por su antigüedad y calidad de ejecución.

domingo, 18 de abril de 2010

La importancia de la arquitectura georgiana en la actualidad

Imaginemos por un momento que estamos trabajando con un promotor inteligente y civilizado y asumamos para continuar nuestra argumentación que estamos trabajando en el diseño de un sencillo edificio de tres alturas. Su uso es para pequeñas oficinas o viviendas medianas y que el promotor ha observado que la planta baja y primera podría tener una altura libre ligeramente superior que la de la segunda planta; así que nuestro edificio, situado entre medianeras en una calle larga, podría ser como el del primer boceto (fig. 1).
fig. 1

Lamentablemente esto no indica nada, podrían ser viviendas u oficinas, pero también podría ser un bloque de pisos, un centro de salud, una escuela o prácticamente cualquier cosa. Es cierto que muestra tres plantas, pero la larga banda horizontal de vidrio obviamente significa que el muro cortina esconde las particiones interiores y en cualquier caso hay más vidrio del que necesita. El edificio será también muy caluroso en verano y muy frío en invierno. Así que vamos a mejorar la relación hueco-macizo para ser más honesto con lo que ocurre dentro del edificio (fig. 2).
fig. 2

Si estuviéramos ante un edificio Moderno, los muros podrían ser paneles prefabricados y las ventanas grandes hojas de vidrio. Muy probablemente habría una estructura de hormigón armado con sus juntas de dilatación a intervalos regulares, que encajarían en la modulación del edificio. Sin embargo, de necesitar un edificio más permanente nada nos impediría hacer los sólidos muros de carga de ladrillo y argamasa. Una cubierta inclinada no sólo sería una respuesta permanente a los problemas de humedad, sino que permitiría una planta bajo cubierta sin afectar a los ángulos de luz desde la calle. De hecho ya podemos ver la lógica de la cubierta Georgiana (fig. 3).
fig. 3

Llegados a este punto se puede comprobar que se ha llegado a un diseño satisfactorio, sencillo, práctico y económico. Ciertamente nuestro promotor estará de acuerdo con este pragmático sentido común y apreciará las sutiles referencias Georgianas. Sin embargo, podría pensar, como de hecho muchos ya pensamos, que es muy plana, sobre todo si la calle es muy larga. Y si la calle se encuentra en una zona cara, él pensaría que como arquitectos podríamos hacer algo más. Nos diría: ¿Por qué no la haces más importante e imponente? Emplearía varias palabras para expresar sus sentimientos pero lo que realmente quiere decir es que el edificio debería tener más personalidad, más carácter, la clase de cualidades que observamos en los edificios antiguos – más presencia. Cualquier constructor podría hacer nuestro diseño y el promotor podría haberse ahorrado nuestros servicios haciéndolo él mismo. Lo que realmente nos está pidiendo es darle a ese edificio más arquitectura. La construcción es sonido; ¿cómo podemos dar belleza a la construcción?

Analicemos esta fachada. Conscientes de los principios de la arquitectura clásica y con nuestros cuadernos llenos de los detalles arquitectónicos que hemos observado, estudiemos las posibilidades.

Empecemos enfatizando la funcionalidad. Hay un forjado entre el dintel de las ventanas de planta baja y el alféizar de las ventanas de planta primera; esto podría enfatizarse con un elemento separador a modo de arquitrabe. Hay otra planta sobre las ventanas del segundo piso que podrían enfatizarse con otro elemento separador, tal vez un entablamento completo.

La calle es muy larga y tal vez un poco de énfasis en el centro la saque de la monotonía. Podríamos unir los dos edificios centrales. Y habiendo enfatizado la planta baja, por qué no le aplicamos un rusticado para crear un podio para las plantas superiores.

Hecho esto, podríamos intentar encontrar un Orden que encaje entre el podio y el entablamento. Por supuesto, el entablamento debe diseñarse en proporción al Orden, pero supongamos que vamos a emplear el Orden Jónico. No es lo suficientemente largo como para encajar y tal vez podríamos realzarlo con pedestales, pero seguiríamos teniendo el problema del entablamento pues el arquitrabe y el friso podrían pisar la ventana del segundo piso. La única solución pasaría por omitir el arquitrabe. No sé que pueden pensar acerca de eliminar el arquitrabe del Orden Jónico. De hecho me gustaría que alguno me citase ejemplos donde se haya omitido el arquitrabe por razones de este tipo. Por su formación académica sabrán que Stuart y Revett fueron a Atenas a finales del siglo XVIII y midieron muchos edificios, algunos de los cuales omitían los arquitrabes. Y como resultado de sus publicaciones, algunos arquitectos pensaron que eran más académicos y cercanos a la Antigüedad si sólo proyectaban friso y cornisa. Personalmente, no creo que estos apuntes históricos signifiquen mucho más que pueden ser útiles como justificación para lo que hemos hecho, además de ofrecer al diseño un aspecto tardo-dieciochesco, porque arquitectos como Plaw y Adam siguieron este camino.

Una vez insertado un Orden Jónico y reducido el entablamento tal como hemos descrito, podríamos realzar la composición con un frontón colocado sobre las cuatro ventanas centrales (fig. 4).
fig. 4

El problema de un frontón de estas características es que hay una pilastra en el centro, lo cual es totalmente incorrecto. No hay fachadas de edificios Clásicos de ninguna época – ya sea Romana, Renacimiento o el Siglo XVIII- con una columna en el eje de simetría del frontón. Todas los modos de composición de columnas asumen un número impar de las mismas en el pórtico, por lo que un frontón como el nuestro no debería considerarse seriamente. Únicamente lo he sugerido como forma de tratar el eje de una larga y monótona fachada de ladrillo y como modo de conocer la reacción del hombre de la calle y el promotor ante un edificio con mayor presencia. El procedimiento de diseño es poco académico, sobre todo el frontón sobre cinco columnas y la omisión del arquitrabe, pero he usado este ejemplo para mostrar una de muchas miles de formas de afrontar un problema de este tipo.

He dicho que es una forma de tantas, que no es académica y que puede ser criticada desde un punto de vista histórico y artístico. Pero tal vez nos pueda interesar precisamente por no ser un caso hipotético; se ha hecho antes. Me pregunto si alguien podría adivinarlo.

Conforme abandonen el edificio y salgan a Bedford Square, miren hacia la derecha, miren hacia su izquierda y crucen la calle. Vayan y hagan lo mismo.

Extraído de una conferencia impartida en la Architectural Association, Bedford Square, Marzo de 1983.

Fuente: VV. AA. Architectural Monographs nº 27. Quinlan Terry. Accademy Editions, Londres 1993.

miércoles, 14 de abril de 2010

Elogio a D. Rafael Manzano Martos

El arquitecto Francisco Javier García de Jaime dedicó en los comentarios a la entrevista a D. Rafael Manzano Martos realizada por ABC el 21 de Marzo de 2010, el siguiente elogio a la figura del señor Manzano, que por su elocuencia reproducimos en una entrada aparte:

Todo arquitecto con vocación de tal, quiere materializar sus conocimientos y dominar con la materia el espacio, darle forma. Pero existen otras formas de realizarse como arquitecto y es conociendo el pasado de este antiguo oficio, y dominar ese conocimiento no es un hecho baladí como algunos torpemente se imaginan, aprender esos lenguajes y sus códigos requiere mucha formación cultural, mucho tiempo de aprendizaje, mucho bagaje, esa densidad lleva aparejada una sensibilidad, si alguien puede emocionarse escuchando una sonata de Mozart interpretada al piano por Maria Joao Pires, porque el publico no puede emocionarse con Rafael Manzano Martos reinterpretando a los arquitectos del Califato en Medina Azahara. Necios hay, han habido y existirán siempre, para discernir entre la excelencia y lo vulgar, es necesaria una exquisita formación, para entender a Otto Dix, hay que conocer el renacimiento y curiosamente al pintor, el nacionalsocialismo lo considero un creador de arte degenerado, de las elites nazis sabemos que tenían una formación refinada, pero su intolerancia, aventajó con creces a su nivel de formación, esto ocurre con demasiada frecuencia y en todas partes, y siempre que se antepone la intolerancia a la comprensión. Rublev pintor de iconos, en la esplendida película de A. Tarkosky pierde la fe y deja de pintar, hasta que por medio del niño constructor de campanas la recobra y comprende que debe seguir ofreciendo su trabajo para el bien de la gente. Rafael Manzano no ha perdido nunca la fe en su trabajo y siempre ha trabajado con rigor para ofrecer la esencia del arte islámico referido fundamentalmente a Al-Andalus, a sus contemporáneos y a las generaciones venideras.

lunes, 12 de abril de 2010

Juliano el Apóstata y la Arquitectura Moderna

Flavio Claudio Juliano fue emperador romano entre el año 361 y 363 d. C. Último representante de la casa de Constantino, también lo fue del Paganismo frente a un imperio plenamente cristiano. Juliano destacó antes en la filosofía que en las dotes que gobierno, que le vinieron accidentalmente tras la ejecución de su hermano Galo en 355, cuando fue nombrado César de la pars occidentales del Imperio; y tras la fortuita muerte de su tío Constancio en 361 asumió como Augusto el mando de todo el Imperio.

Los logros militares de Juliano acabaron en una desastrosa campaña contra Persia que le costó la vida. A pesar de los éxitos iniciales, el emperador, azuzado por magos y adivinos, emprendió una marcha por el desierto con el objetivo de emular a Alejandro Magno, de quien se creía reencarnación. Pues a pesar de ser un gran filósofo heredero de la edad de dorada del pensamiento ateniense, Juliano también fue un crédulo supersticioso cuya ferviente defensa del paganismo ensombrece su gloria. Sin embargo, en el paganismo de Juliano hay más resentimiento hacia el naciente cristianismo que verdadera devoción por los dioses del Olimpo. Edward Gibbon, en su monumental “Historia de la decadencia y caída del Imperio Romano”, dedica un elocuente panegírico a la figura del último emperador pagano:

(…) Al estudiar detenidamente, y quizás con malicia, el retrato de Juliano, echamos de menos algún requisito, algún realce para la cabal perfección de su estampa. Su genio era menos poderoso y esclarecido que el de César y no poseía tampoco la prudencia consumada de Augusto. Las virtudes de Trajano aparecen más sólidas y naturales, y la filosofía de Marco Aurelio resulta más sencilla y consistente. Sin embargo, Juliano enfrentó la adversidad con entereza y la prosperidad con moderación. (…)
Gibbon, Edward. Historia de la decadencia y caída del Imperio Romano. Ed. Turner. Madrid, 2006; p. 78.

La relación de Juliano con la arquitectura puede ir más allá de las restauraciones de templos paganos o de la desastrosa reconstrucción del Templo de Jerusalén. El arquitecto como hombre virtuoso puede ver reflejada su actitud hacia el proyecto de la misma forma que el emperador pagano se aproximaba a la religión. Podemos incluso encontrar analogías entre la situación general de la arquitectura actual y la de las religiones del Imperio Romano en aquella época.

Gibbon nos presenta un Juliano virtuoso, pero su virtud, a diferencia de la de sus predecesores, es artificial, frívola hasta cierto punto y contaminada por las supersticiones surgidas al calor del paganismo agónico. El arquitecto actual muchas veces pretende seguir el camino de los "virtuosos" maestros del movimiento moderno, pero, consciente de que el progreso tecnológico ha invalidado sus principios y que estos mismos han sucumbido ante el fracaso social, incurre continuamente en los peores vicios previstos por unos arquitectos que difieren poco de la corte de magos y adivinos de la que se rodeó este emperador romano.

Hoy día la arquitectura se encuentra en un momento de incertidumbre. Las verdades absolutas del Movimiento Moderno, surgidas sincréticamente de las vanguardias, demostraron ser incapaces de responder a las necesidades de una sociedad envuelta en la anomia.

Ante ese fracaso han surgido nuevas corrientes, muchas de ellas como herederas directas de la modernidad, y otras que son herederas de una tradición mucho más antigua, el clasicismo, que a pesar de las persecuciones ofrece un rayo de luz en nuestro grisáceo mundo postindustrial.

Sin embargo, el arquitecto, como Juliano con el cristianismo, se niega a admitir las virtudes de la arquitectura clásica y se aferra a los valores caducos de la modernidad con el pesar y la indignación del pueblo. Incluso cuando restaura actúa con el mismo desprecio que hacía gala el último emperador pagano al desdeñar las Iglesias de Antioquia y dirigirse con veneración al Templo de Apolo a restaurar su culto pagano, en una perezosa ceremonia hasta donde los propios sacerdotes del dios actuaron con desidia. En definitiva, Juliano vivió en un mundo agónico que era plenamente consciente de que una Verdad y una Fe nuevas habían iluminado al mundo.

Y el arquitecto contemporáneo, hastiado de los vicios del experimento moderno, debería mirar hacia el clasicismo como una verdad nueva y antigua a la vez, y olvidar de una vez por todas las supersticiones surgidas tras la debacle de la modernidad, que no sólo sucumbió en Pruitt Iggoe en 1972 sino también en Almazán en 2010.

jueves, 8 de abril de 2010

La casa tradicional en Bagdag

Fuente: Tocho

La desesperación y la indignación sacudieron a algunos arquitectos iraquíes mayores cuando observaban cómo las propuestas de modernización y rehabilitación de Bagdad, presentadas por arquitectos y promotores en el exilio, casi siempre localizados en los Emiratos Árabes, en el reciente congreso sobre preservación del patrimonio urbano iraquí que tuvo lugar en Bagdad, consistían en la sistemática destrucción de casas y barrios enteros, a menudo densas y compactas estructuras de barro o de ladrillo de dos plantas, dañadas o dejadas, pero restaurables, en favor de edificios mucho más altos y envueltos en baratos muros cortina azules eléctrico provenientes de China, -que también imperan en Barcelona, como se comprueba cerca de la plaza Cerdá-, a los que se recurre cuando se busca un "aspecto moderno" y no se quiere perder el tiempo componiendo fachadas.

El arquitecto iraquí Subhi Al-Azzawi, sin embargo, defendió brillantemente y con pasión un sistema tradicional de ventilación, usado hasta hace poco en Bagdad, y de gran eficacia, como se pudo comprobar durante la visita del Museo de Bagdad, instalado en una de las pocas casas tradicionales preservadas: el badgir, cuyo aplicación, ahora que los muros de vidrio sufren por fin el descrédito en favor de muros espesos, de gran inercia, capaces de regular la temperatura, podría no limitarse a la capital iraquí.El badgir es un sistema de captación de los frescos o más frescos vientos o brisas del norte. El muro perimetral de la fachada sur se compone de dos paramentos paralelos de ladrillos macizos. El más exterior se eleva y se corona con una "visera", de manera que capta y retiene el aire del norte que se desliza por el espacio vacío entre los dos paramentos, de modo semejante a cómo funcionan las altas torres de aire iranís (llamadas también bagdir), tan presentes aún en ciudades como Yazd e incluso Isfahán.


En las estancias situadas al sur, a media altura, el vacío entre ambos paramentos conecta con unas hornacinas semejantes a chimeneas, abiertas a media altura en la pared sur de las estancias, en cuya repisa se dispone un búcaro lleno de agua fresca. La corriente descendente se humidifica, y logra que la temperatura de la estancia, que en el exterior alcanza en verano los cincuenta grados, baje unos doce grados.

Por otra parte, estas estancias (llamadas sirdab, nombre que se aplica también a salas enterámente subterráneas o sótanos, utilizados como estancias) están semi-enterradas. Se accede a ellas desde el patio central, descendiendo unos escalones. El suelo se sitúa unos cincuenta centímetros por debajo del nivel del suelo del resto de la planta baja. Es precisamente en estas estancias, refrescadas tanto por la humedad que asciende del suelo (el nivel freático en Bagdad está a ras del suelo) cuanto por los "canales" de ventilación, donde las familias pasan las horas más calurosas del estío, esperando subir a la terraza cuando el sol se pone.

Este doble sistema de ventilación y humidificación, reforzado por los gruesos muros de la ladrillo y la ausencia de ventanas hacia las callejuelas (la casa se abre hacia el patio), logra que los aparatos de aire acondicionado, incluso los ventiladores eléctricos, sean inútiles. Una solución denostada por quienes sueñan con la imagen de Dubai.

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A pesar de los graves problemas por los que pasa el país, y los terribles atentados que sacuden la capital a diario, Bagdag sueña ya con la normalización de su vida civil y la reconstrucción urbana. Su latitud, cuatro grados más al Sur que Sevilla, hace que su clima pueda ser muy similar al de nuestros tórridos veranos y tal vez podríamos tomar como ejemplo de arquitectura verdaderamente sostenible su ingenioso sistema de ventilación. Con él se demuestra que la sostenibilidad puede aprovechar más de la tradición que de una tecnología que si bien puede resultar eficiente, sigue siendo contaminante a la hora de producir los componentes y aparatos necesarios para esa eficiencia.

Es muy acertada la reflexión del autor sobre la "influencia dubaití" en la reconstrucción de Irak y la falsa imagen de modernidad que se pretende dar con el vidrio y el acero, cliché casi centenario todavía recurrente; también es muy elocuente al decir que los muros de vidrio sufren por fin el descrédito en favor de muros espesos, algo a lo que han abogado desde siempre los arquitectos clasicistas como Quinlan Terry en Diseñando un futuro sostenible.

Por último no podemos menos que elogiar a los iraquíes por la defensa de su arquitectura vernácula y ojalá que tomáramos ejemplo del tesón de este pueblo que defiende y demuestra los verdaderos valores de la arquitectura sostenible.

miércoles, 7 de abril de 2010

Ceremonia de entrega del Premio Driehaus 2010


El premio Driehaus 2010 y el Galardón Henry Hope Reed fueron entregados al arquitecto español Rafael Manzano Martos y al profesor de Yale y preservacionista Vicent Scully, respectivamente, en una ceremonia el Sábado 27 de Marzo en el histórico Auditorio John B. Murphy de Chicago.

Entre los participantes figuraron Richard Driehaus, fundador y presidente de Driehaus capital Management; Michael Lykoudis, Francis y Kathleen Rooney, Decano de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Notre Dame; Edward Bass, ambientalista, filántropo y Presidente de Fine Line, Inc.; Paul Goldberer, crítico de arquitectura de The New Yorker; y Leon Krier, primer galardonado con el premio Driehaus en 2003.

Al aceptar el premio, Rafael Manzano Martos dijo a través de un intérprete: “Este premio honra a una arquitectura eternamente fiel al Clasicismo, un lenguaje universal vigente durante los últimos 25 siglos que ha transmitido su colosal arquitectura y patrimonio urbanístico al mundo occidental… Me sorprenden en esta etapa avanzada de mi vida profesional alabando mi trabajo y sus raices clásicas con un premio tan generoso”.

Robert A. M. Stern, decano de la Escuela de Arquitectura de Yale, aceptó el Galardón Henry Hope Reed en nombre de Vicent Scully, quien no pudo asistir por motivos de salud. Stern leyó unas palabras de Scully: “Estoy profundamente agradecido por este premio, y lamento sinceramente no poder estar ahí para recibirlo en persona. Me conmueve especialmente el hecho de que se otorgue en nombre de Henry Hope Reed, con quien, como un insoportable joven moderno, solía estar en desacuerdo en todo hace cincuenta años. Pero soy quien ha cambiado más que él… los horrores de la renovación urbana de la década de 1960 me hicieron darme cuenta de lo destructiva que era la planificación moderna de la ciudad y su puesta en práctica y ello me posicionó en una línea al menos análoga a la suya.

Richard Driehaus hizo un anuncio sorpresa, ofreciendo 100000 $ más a Rafael Manzano Martos en reconocimiento a su defensa del Patrimonio Histórico en España.

Rafael Manzano Martos, receptor de los 200.000 $ del Premio Driehaus, y Vicent Scully, ganador de los 50.000 $ del premio Henry Hope Reed fueron seleccionados por un jurado formado por Richard H. Driehaus (Fundador y Presidente de Driehaus Capital Management), Michael Lykoudis (Decano de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Notre Dame), Adele Chatfield-Taylor (presidente de la Academia Americana en Roma) y Robert Davis (Fundador de Seaside, Florida), Paul Goldberger (crítico de arquitectura de The New Yorker), Léon Krier (Arquitecto y Académico), David M. Schwarz (Director de David M. Schwarz Arquitectos).

martes, 6 de abril de 2010

Ciudades y Arquitectos

Autor: Lucien Steil
Traducción: María Sánchez & Andrea Trietsch


La ciudad tradicional es la materialización sublime, compleja y popular de la civilidad y la convivencia. Es la síntesis perfecta entre el territorio, la cultura y las comunidades humanas. Es una estable y estimulante “Patria” para individuos y familias, para locales y extranjeros, para residentes y huéspedes, para la industria, los negocios, la artesanía, el arte, la comunicación y la interacción, para el desarrollo social, el intercambio cultural, intelectual y comercial y la invención.

Además, siempre ha permanecido un artefacto convincente para la inmaginación, el pensamiento y la adoración. ¿Cuántas vistas, pinturas y grabados, fotografías, descripciones, poemas y canciones populares, etc. celebran la belleza, la excelencia y la singularidad de la ciudad tradicional popular? Incluso las ciudades y pueblos más pequeños tienen una impresionante collección de registros visuales y escritos de su memoria épica, su diseño, sus monumentos y plazas, sus calles, su vista de horizonte y vistas panorámicas, y las transformaciones a través de la historia de una identidad urbana orgánica…

Ambas ciudades históricas, tanto grandes como pequeñas, siguen siendo centros de peregrinación cultural y de regeneración para millones de contemporáneos, quienes buscan la iluminación y los placeres sensuales y espirituales de la ciudad buena. La mayoría de las más famosas ciudades históricas intactas apoyan de la manera más eficiente las actividades y requerimientos de la vida moderna, mientras que las ciudades contemporáneas más desarrolladas no pueden manejar los componentes básicos de su conección inicial.

Ahora todas las ciudades y pueblos tradicionales son construídos de acuerdo a los mismos principios de armonía y proporción, escala y medida, de organización y de estructura, de tipología y morfología, etc., correlacionando el estudio matematico del artefacto urbano con respecto a aquel del universo. Si bien los ideólogos principales de la modernidad y el deconstructivismo han utilizado abusivamente referencias científicas para sus propios fines, sus axiomas ya han sido objeto de críticas por ser conclusiones erradas que provienen de un entendimiento científico superficial. La arquitectura tradicional y la construcción de ciudades han sido reconocidas por concordar mas profundamente con los fractales y el caos y el nuevo conocimiento acerca del hombre y del universo.

“El caos matemático es el estudio de patrones ocultos en los sistemas que son sólo aparentemente caóticos. No hay ningún cambio en el objetivo fundamental de la matemática –que es el descubrir patrones- al pasar de los modelos Newtonianos a los medelos caóticos. A pesar de las enormes posibilidades de aplicación de los fractales en las formas construidas de una manera innovadora, los edificios descontrictivistas sólo han dado lugar a la aleatoriedad.”
Nikos Salingaros (en: “Arquitectura, Patrones y Matemática”)

Esto ha sido investigado científicamente y completamente expuesto en los escritos de Nikos Salingaros y Christopher Alexander. De hecho, en lugar de volver obsoleta la teoría clásica de la imitación de la naturaleza basada en principios universales de estructura, proporción y armonía de la naturaleza, el nuevo conocimineto científico ha consolidado las intuiciones antiguas en evidencia. La regeneración de la teoría antigua a traves de ciencias modernas abre perspectivas espectaculares sobre los patrones sofisticados de la arquitectura tradicional y la construcción de ciudades, su altamente ordenada complejidad, su adecuación a la mente y cuerpo humano, y su coherencia con temas ecológicos.

“Hay leyes generales y la Naturaleza se ensimisma en estas leyes para crear diversidad. La armonía provee el patrón y el caos otorga la libertad.”
Trinh Xuan Thuan

Todas estas ciudades y pueblos tradicionales son familiares y amigables para nosotros, y experimentamos el placer del “reconocimiento” en ciudades extranjeras aunque nunca las hayamos visto antes. Sin embargo, no hay mayor diversidad e inventiva que aquella que podemos descubrir en el vasto patrimonio de ciudades tradicionales… El rechazo de los principios tradicionales en la construcción de ciudades, la arbitrariedad de la experimentación de la modernidad y la planificación de la expansión y los suburbios, por el contrario, han generado urbanizaciones sin rostro y monótonas, todas parecidas alrededor del mundo. Pretendiendo expresar nuestro tiempo, sólo han tenido éxito en expresar el fracaso monstruoso del “sin-tiempo” y el “sin-lugar”.

“Las ciudades históricas son parecidas pero todas diferentes. Las ciudades modernistas son cada una diferente, pero todas son lo mismo”
Maurice Culot

Pero también sabemos que las bellas ciudades del pasado han sido atacadas y destruidas, y luego reconstruidas una y otra vez muchas veces. ¿Ha habido tiempos en los que la humanidad no se ha enfrentado a la guerra, la enfermedad, la corrupción, la barbarie y la destrucción? Las “Edades de Oro”, si es que han existido, han sido siempre excepcionales y cortas.

Ahora ¿por qué debemos esperar que la arquitectura y la construcción de ciudades exprese fealdad y horror, confusión y desorientación, falta de hogar y alienación? ¿Por qué la arquitectura y la construcción de ciudades, en lugar de construir una “patria”, se limita a su papel de celebrar conflictos y la crisis de nuestro tiempo? Reducir la arquitectura a que refleje el estado de la sociedad y las paradojas contemporáneas es una propuesta absurda en sí misma: “No hubiese habido ningún edificio memorable, bello e inspirador ni ninguna ciudad confortable y atractiva producida a través de la dramática historia de la humanidad. La arquitectura y la construcción de ciudades nunca se hubiesen desarrollado como artes altamente sofisticadas.

Dos vistas del centro de Londres, radicalmente reconstruido tras los bombardeos alemanes de la Segunda Guerra Mundial.

La arquitectura tradicional y la construcción de ciudades han sido siempre los ideales de armonía y belleza en un mundo desestabilizado y desorganizado. A través de siglos de gloriosa y trágica historia, la ciudad tradicional se ha mantenido como un modelo deseable de urbanidad, de civilización, de buena vida y de una utopía posible…

Destruidas por calamidades naturales (terremotos, inundaciones, huracanes, etc.) o humanas (guerras, incendios, transformaciones urbanas, etc.), las ciudades tradicionales han sido reconstruidas la mayor parte del tiempo en el mismo lugar, y de acuerdo los mismos principios. A través de las aspiraciones de permanencia, continuidad e identidad, nuevas ciudades han sido construidas sobre las ruinas, las huellas y las memorias de las ciudades antiguas. En vez de ser arqueológicamente las mismas, estas ciudades reconstruidas fueron mejoradas, embellecidas y perfeccionadas para ajustarse a la memoria y la modernidad dentro del patrón común de una cultura urbana colectiva.

La espectacular reconstrucción de Lisboa después del terrible terremoto en el siglo XVIII, de Catania después de la erupción destructiva del Etna, de Londres tras el Gran Incendio, de Varsovia después de la Segunda Guerra Mundial, y de tantas otras ciudades en el mundo, documentan la genialidad de la auto-regeneración y emulación de la construcción tradicional de ciudades, así como la capacidad esencial de ajustes críticos y transformaciones necesarias.

A pesar de los rápidos, dramáticos y sin precedentes cambios e innovaciones de nuestro siglo, la ciudad tradicional se ha mantenido como un lugar bueno y deseable para vivir. Ha demostrado que es perfectamente compatible con la vida moderna. Es a la vez una realidad tangible y un proyecto realista de la civilización contemporánea.

Recordemos la paradigmática Bologna, una ciudad moderna vital y próspera en donde lo mejor de la cultura urbana tradicional de Europa y del Mediterráneo puede ser experimentada plenamente hoy. Esto es así, no por una nostalgia retrograda ni por políticas urbanas perezosas, sino por la elección política y cultural deliberada de la ciudad tradicional. A finales de la década de 1960, el reconocido arquitecto japonés Kenzo Tange propuso una megapólis moderna para millones de personas, un plan maestro que Bologna rechazó después de profundas consideraciones.

La ciudad decidió desarrollar una visión del futuro a partir del potencial razonable y de las propiedades inherentes en el crecimiento histórico de la ciudad tradicional. Bajo la dirección de Pierlugi Cervellati, la estrategia de restauración sensible, rehabilitación y reconstrucción basadas en principios tangibles de tipología, morfología, mezcla de funciones y diversidad social, etc., fue establecida y realizada con éxito.

Hoy en día, Bologna es una de las ciudades italianas más populares, un lugar de auge para el comercio y la industria, una reconocida ciudad universitaria y centro de arte de renombre, un gran lugar para el ocio y entretenimiento, para la buena comida y el buen vino, para la "calme et volupté", al igual que para el entusiasmo y el esclarecimiento de las comodidades más sofisticadas de la vida moderna.

Hace algunos años, los proyectos para la demolición de la estación de tren y la construcción de un par de ridículos rascacielos (por Ricardo Bofil) fueron derrotados exitosamente por los ciudadanos de Bologna y por la vigorosa cruzada de Gabriele Tagliaventi*, apoyado por numerosos profesionales de Bologna, Italia y de muchos lugares alrededor del mundo.

Florencia (vista general y Galeria de los Uffizi), Montepulciano y Bolonia, tres ciudades italianas que supieron preservar sus centros históricos de intervenciones modernas.

¿Cuántos ejemplos contemporáneos de construcción exitosa de ciudades conocemos que no hagan referencia de una manera u otra a la tradición o a precedentes históricos? No muchos realmente, y difícilmente ejemplos exitosos! Por otra parte, el nuevo urbanismo clásico y tradicional tiene los mejores registros de logros y proyectos exitosos. Los “Nuevos Vecindarios Tradicionales” construidos por un creciente número de profesionales aficionados al “Nuevo Urbanismo” no solo son populares y reconocidos públicamente, sino que se han convertido en una parte indispensable del Renacimiento de la cultura urbana americana. El “Nuevo Urbanismo” ha establecido una autoridad considerable y tiene una creciente influencia sobre las políticas de desarrollo nacional y regional.
Curiosamente, las universidades prefieren ignorar las realidades de la Visión Urbana Americana a favor de las especulaciones inhabitables de los Ciber-suburbios y otras fantasías vanguardistas obsoletas.

IBA 1981: Reconstrucción de Friedrichstadt Sud. Maurice Culot & Leon Krier

Reconstrucción de Marsham Street, Londres. Mulhern & Steil

Reconstrucción del Palacio Real de Berlín y alrededores. Equipo de Urbanismo del Príncipe de Gales, 1997.

Las Universidades obstinadamente continúan educando arquitectos y urbanistas como una élite no popular, orgullosa de sus visiones alienígenas de lugar y tiempo, y sin preparación para llenar las legítimas espectativas de los ciudadanos de viviendas, vecindarios, pueblos y ciudades bellos, confortables y bien construidos.

Maquetas de arquitectura clásica y vernácula portuguesa, elaboradas por los alumnos de la Escuela de Arquitectura de Viseu en 2004.

En Europa, aunque sin la fuerte organización del “Congreso para el Nuevo Urbanismo”, hay varios proyectos notables y realizaciones de construcciones de ciudades tradicionales en muchos países. De manera compasiva, estos proyectos y edificios están frecuentemente relacionados con una visión bastante inspiradora de vivienda pública, de uso económico y ecológico de la tierra, de identidad regional y local y de tradiciones culturales. La “Fundación Philippe Rotthier” en Bruselas, “Una Visión de Europa” en Boloña, “INTBAU” en Londres, “Byens Fornyelse” en Noruega y otras instituciones y organizaciones están apoyando activamente la realidad del Nuevo Clasicismo y del Urbanismo y Arquitectura Tradicionales.

Vista aérea y varios detalles de la ciudad de Poundbury en Dorchester (Reino Unido), construida siguiendo los principios del Nuevo Urbanismo.

La Ciudad Tradicional, como la suma acumulada de la experiencia, del conocimiento, de la teoría y la práctica, de modelos y tipos, como un repertorio de patrones tangibles y finalmente como una de las invenciones más geniales de la humanidad a través de la historia, ha probado ser el mejor paradigma posible para la construcción de la ciudad contemporánea. Ahora bien, en el contexto de la construcción de la ciudad tradicional no hay manera de hacer de la arquitectura tradicional un dispositivo opcional. Para lograr el mayor nivel de integración, de calidad, de diversidad, etc., la arquitectura tradicional debe ser una condición necesaria para el urbanismo tradicional. No puede haber un compromiso satisfactorio sobre el tema de la buena arquitectura.

Como Léon Krier declaró una vez, o existe la arquitectura o existe la ausencia de la arquitectura. La arquitectura en sí misma abarca una condición inalienable de comodidad, solidez y belleza, de escala y proporciones, de lógica constructiva y tectónica, etc. No hay ningún argumento defendible para la mediocridad en la definición de la arquitectura tradicional.

Hoy en día, la alternativa moderna, la opción de “ausencia de arquitectura” o la del “castigo por medio de arquitectura”, continúan pretendiendo que son relevantes dentro del campo de la arquitectura pero sistemáticamente rechazan cualquier concepto de significado y valor duraderos. La modernidad, como un sistema auto-referencial de “relativismo radical”, ha perdido desde hace tiempo cualquier connotación utópica y el vigor crítico y poético de una vanguardia. No es un emerger rebelde y juvenil de la regeneración cultural, sino más bien un establecimiento filisteo, paralizado en sus implementos de teoría y práctica reductivos, arbitrarios y bastante tristes.

La construcción de ciudades y la arquitectura son diferentes escalas de una misma disciplina. No pueden vivir felizmente en un conflicto deliberado, en una crisis constitucional, en una asociación ambigua, en una contradicción caprichosa. Esta es una cuestión de integridad genética en donde las manipulaciones forzosas crean monstruosidades.

Una arquitectura enajenadora siempre es ofensiva para sus habitantes, independientemente de la calidad de su diseño urbano. El Nuevo Urbanismo Tradicional no debe confiar ciegamente en los mutantes arquitectónicos y no puede desarrollar su potencial a través de las agendas ocultas de experimentos genéticos de arte.

La arquitectura tradicional es bastante flexible y rica en su capacidad de adaptación y regeneración, pero sólo dentro de los límites de los principios de calidad, comodidad, belleza y solidez, sólo dentro del respeto de la tectónica, de la escala, la medida y el detalle. La arquitectura tradicional no está interesada en la simple novedad y originalidad, sino en una “eterna novedad desarrollándose a partir de los elementos extendidos del pasado”. (J. W. von Goethe).

Los arquitectos tradicionales y contemporáneos y nuevos urbanistas no están buscando declaraciones sorprendentes ni una innovación competitiva. Sus obras son interesantes y únicas por su integración armoniosa y elegante en relación a los contextos sociales, ambientales y urbanos existentes. Esto se hace sin servilismo al pasado y sin ceguera ante el futuro. Reconoce la contemporaneidad con lucidez positiva y propone nuevos estándares de modernidad para un mejor mundo en el contexto de criterios humanistas y ecológicos.

No son misioneros o profetas de una modernidad hipotética, ni héroes trágicos o incomprendidos de vanguardistas anacrónicas, sino artesanos y artistas que diseñan y construyen lugares y edificios con cualidades duraderas de belleza, utilidad, construcción, que permiten que las personas de nuestro tiempo vivan en comodidad, seguridad, armonía, iluminación y placer. Si el hombre “habita como un poeta” (Martin Heidegger), entonces los nuevos arquitectos y urbanistas tradicionales se puede decir que diseñan y construyen un mundo en donde la poesía sigue teniendo sentido.